Diana E. Forero y Diana P. García Ayala
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Introducción
La alimentación de los niños en la primera infancia la decide el padre o el cuidador, por lo que los padres o cuidadores son las personas encargadas de la formación de hábitos nutricionales de los niños; ellos eligen la cantidad de alimentos a ingerir, la variedad, los horarios de alimentación y la edad a partir de la cual se les dan nuevos alimentos. Sin embargo, a medida que el niño va creciendo, va formando sus patrones alimenticios teniendo como base sus experiencias directas; por esta razón, complementa o sustituye sus hábitos iniciales.
En ese momento la supervisión se hace necesaria, para asegurar una buena formación de hábitos y una ingesta de alimentos adecuada para la edad, el peso y la estatura.
En la primera infancia, los niños además imitan los modelos de comportamiento de sus cuidadores más cercanos, así como la disponibilidad de los alimentos y los rituales del entorno familiar; por esta razón, las tradiciones que se sigan en el hogar, las ideas sobre los alimentos, la forma de consumirlos, van a ser aprendidas por los integrantes más pequeños del hogar.
La imitación es una de las principales formas de aprender en esta edad, por lo que no es suficiente con decirles qué o cómo comer, es necesario mostrárselos para que sean consistentes las palabras con lo que pueden observar y de esa forma puedan formar hábitos saludables alrededor de la alimentación, los cuales serán adoptados por el niño para la mayor parte
de su vida (Abellán, Hidalgo, Sotos, López & Jiménez, 2016).
En este capítulo se abordan algunos aspectos de lo que sería una buena nutrición para los niños en las distintas etapas de su desarrollo, y se hacen recomendaciones de prevención, muy asociadas a los hábitos de alimentación saludable. Debe recordarse que la alimentación previene enfermedades y la posibilidad de muerte infantil, porque alimentarse bien fortalece al niño, mejora su sistema inmunológico, ayuda a que no se presenten o si se presentan el organismo pueda afrontar enfermedades comunes pero de alto impacto como la diarrea, el sarampión, las
infecciones respiratorias, el paludismo y otras muchas, que pueden afectar de diversas formas cuando no hay un buen balance nutricional en el niño (Donoso-Bernales & Oyarzún, 2012).
Más información: Nutrición y recomendaciones alimenticias para niños de 0 a 5 años (konradlorenz.edu.co)